Cuando regalan a los que no les gusta San Valentín

Me encanta regalar, no hay cosa que me produzca más satisfacción que ver la cara que ponen mis allegados al abrir un regalo mío que les fascina.

En el momento de desenvolver el regalo vivo esos milisegundos de tensión, donde pienso: ¿“le gustará o la habré cagao?”

Al reconocer el regalo se produce ese momento mágico, de ilusión desbordada, donde la felicidad y el deseo inunda el ambiente porque he dado en el clavo.

Ahora bien, San Valentín está a la vuelta de la esquina y a mí no gusta regalar ese día.

Me parece que para demostrar mis sentimientos a esa persona especial no debo esperar al 14 de febrero.

Personalmente me gusta regalarle cada vez que puedo. No hace falta que sea un día marcado en el calendario. De esta forma la puedo sorprender más, nunca se lo espera.

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Suelo alternar regalos comprados con otros hechos por mí. No siempre el detalle más caro ha sido el mejor.

Cuando vamos de viaje o a algún sitio un poco especial suelo recoger pequeñas piedras, trocitos de madera o cualquier cosa que encuentro. Una vez en casa hago alguna manualidad con lo recogido. Es un regalo como recuerdo de los buenos y divertidos momentos vividos juntos.

Hay dos días muy importantes en los que siempre regalo: el Día del Padre y el Día de la Madre. Desde que empecé a regalar las pequeñas manualidades que hacía en el cole, no he dejado de regalar a mis padres ningún año.

Otras fechas sagradas son los cumpleaños y la navidad. Y más vale que no se me olvide, si no quiero tener problemas.

Si a ti sí te apetece regalar en ese día (o si no te queda otra), ya que estás, que sea el regalo perfecto. ¿Perfecto4U?

¡Feliz día de San Valentín!

Gurú Javier

P.D: Tq

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